lunes, febrero 04, 2008

Más ruido en la entropía


Vengo con los oídos resentidos de una manifestación multitudinaria.

Miles de personas dispuestas a usar sus cuerdas vocales un poco, sincronizados con otros pocos a veces, con otros pocos otras veces, a usar sus pulmones y labios para pitar (pi-pi-pi, pi-pi-pi, era el patrón rítmico escogido).

Nadie dispuesto a oír.

Se veía la estatua del señor que da nombre a la plaza flanqueada de parlantes gigantescos. Como guardaespaldas que no lo dejan ver no oir. (Ver la imagen, se ve mejor que en la foto que tomé)

Empezó la palabra. Retórica entrópica. Sin dirección. Sin ritmo. Buzzwords como unión, patria, libertad se aparecían una y otra vez, como las papas en el ajiaco. Mediaba la arenga que surgía cuando parecía haber puntos aparte. O seguidos. O comas.

Unos decían que sí, unos que no, pero sí, otros que sí pero no, otros que no.

Sonó un himno nacional aplaudido como el de un partido de fútbol.

Mientras el orador del Facebook ornaba con entropía los espacios entre arengas, se alcanzaban a distinguir los que decían que no a la violencia como porra de equipo de fútbol y un fervoroso cristiano blandiendo una Biblia y gritando su discurso propio.

Las palabras en movimiento browniano.

Las camisetas blancas unificaban. Hacían que todos estuvieran 'a la moda' por un momento.

Todos gritaron. Nadie escuchó.

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