martes, agosto 30, 2011

Concurso: Título para artículo de sociología o similar

Desocupados lectores:

Como yo no he estado tan desocupado, o por lo menos no he dedicado mi energía desocupística a estos campos de procrastinación autopublicitante, no he publicado con la frecuencia que debería, pero, igual, no dejo que esta baje a cero, y –como en los programas matutinos de radio y televisión– sigo fomentando la intersección de sus campos de procrastinación con este que disfrutan (espero) ahora mismo, por medio de la participación de ustedes, desocupados lectores.

El otro día vi un artículo en la revista Semana sobre un tema que ya había visto en muchas partes, sobre todo páginas que hablan de sexo, medicina y genitales, es decir casi toda la red, sobre la cirugía estética vaginal (o vulvar, en este caso). Tanta vaina entre labios, o sobre labios da para títulos interesantísimos de papers académicos, sobre todo en las ciencias sociales, así que quisiera invitar a uds., desocupados lectores, a participar de este concurso:

Invéntese el nombre del paper sobre la cirugía estética vulvar

Escriba ud. un título para un artículo académico sobre el tema mencionado, con el buen humor metalingüístico que el tema propone.
  • El supuesto paper puede pertenecer a la medicina, la psicología u otras ciencias sociales. (debe incluirse la disciplina en la entrada)
  • Puede tener subtítulo separado con dos puntos.
  • Se exhorta a usar palabras o autores que suenen a posmoderno, como 'biopolítica', 'hiperrealidad', 'deconstrucción', 'espectralidad', etc., o Butler, Derrida, Martín-Barbero, Gómez-Bolaños, etc.
  • Las entradas han de publicarse como comentarios a esta entrada de este humilde y pretencioso blog.
Ejemplo poco chistoso:
La biopolítica mediática en la pornografía actual: del consumo secreto al mainstream.
(Sociología)

El premio se parecerá a los premios que se han dado en este blog, y puede tener forma virtual o real, estilo puntos bloguísticos, comas, tíldes, rayas o un tinto en mi oficina. No hay premios en forma quirúrgica. En caso de usar el título en un artículo real (¿¡!?) ha de darse crédito al autor de este y al blog en el que se publicó. El jurado podrá conformarse por aquellos que se le midan a leer, en caso de que escriban.


Anuncio: Ganadora del concurso

La querida Otakar no sólo ha sido la única, sino la mejor concursante, sugiriendo un nombre de artículo que presumo que pronto algún académico aburrido copiará. El premio será definido y entregado pronto.


    sábado, marzo 19, 2011

    Respuesta a Óscar Acevedo

    Como respuesta a un artículo de un apreciado conocido jazzista sabanero, encontrado en eltrompo.com, que ya no sólo me dice lo que debo hacer, saber o leer, sino que ahora me dice qué es lo que debo oír, publico esta respuesta abierta con copia al maistro (al menos en los comentarios del periódico).

    Apreciado Óscar,

    En tono de guayabo de sábado por la mañana le declaro mi aprecio, como dije arriba, pero me parece que su esencialismo y su elitismo con respecto a la música podrían leerse como acríticos y bastante miopes, y que usan argumentos que se valen de la autoridad invisible, divina casi, de lo inefable y lo sublime -como si fueran valores absolutos, ciertos y naturales- para dar juicios de valor a unas músicas sobre otras, en lugar de reconocer la función de las músicas para las personas, y los subtextos detrás de estas. Me siento como leyendo a un fan de Santa Fé hablando mal de Millonarios, o viceversa (y en sentido contrario, diría la realeza criolla).

    Alguna vez, conversando con Juan Reyes (el computer compositor) él hablaba con palabras similares de lo sublime del arte, y yo sólo podía oír el eco tropicalizado de un triste eco de un Theodor Adorno defendiendo una cultura europea clásica, la de las élites, la que se asoció con y fue legitimada por el poder. Yo sé que Ud. es una persona inteligente y educada, por eso no entiendo por qué la suscripción a ideales (o al menos argumentos) que parecen los de un colonialista que dice que los criollos son mejores que los indios por ser hijos los primeros de la madre patria, al implicar que sus preferencias musicales -aparentemente bien intersectadas con las mías, Thelonius papacito- representan 'lo bueno'.

    Como me gusta dejar preguntas colgadas por ahí para seguir la conversación, viene la tanda:
    • ¿La legibilidad del alma en la música deviene en calidad?
    • ¿Será que uno -igual que con los signos- puede tener lecturas aberrantes del alma?
    • ¿En serio existe un alma que se pueda leer o será una sumisión ante alguna forma de poder (como dirían Foucault o incluso Attali) que otorga valor a la preferencia?
    • ¿Acaso no es la música clásica (o el Jazz en Bogotá) una forma de ostentación de capital cultural, igual que lo sería -como dirían los de Calle 13- "un vídeo en un yate con mujeres en pelota acariciándome los huevos" en un círculo diferente?
    • ¿La educación musical debería tener carácter transformador y liberador o debería servir para poder decir más fácilmente que es bueno o malo y qué lectura de la música es apropiada o no?
    • ¿A qué valores defiende ud. cuando habla de lo bueno y malo en la música?
    Espero topármelo pronto por ahí en la U, y si tengo plata invitarlo a un tinto y hablar.

    saludo

    dp

    sábado, febrero 26, 2011

    Un montón de discos para ser oídos

    Yo, en uso de mis funciones de árbitro principal de la cultura, la moda y el queso parmesano para la localidad de Teusaquillo y próximamente Choachí, me encarté con asumí la comprometida y emancipatoria labor de escuchar, comentar y digitalizar la colección de vinilos de música experimental de Ricardo Arias.

    A los ya imaginarios y desocupados lectores de esta impredecible publicación ofrezco el hipervínculo a la bitácora del proyecto.

    Hagan clic aquí, si les place, si no, pues no lo hagan.

    La lavadora romántica

    Ayer, mientras oía radio en la oficina, se me atravesó una versión de 'La Trucha' de Franz Schubert y descubrí un hecho impresionante: Schubert era un viajero en el tiempo que irrumpió en mi casa, lavó su ropa y plagió a mi lavadora, y se acabó mi Vanish Poder O2.

    Resulta que mi lavadora, aparato diligente e inspirado, canta cuando termina su faena de lavandería una bonita canción, fruto de su trabajo y las burbujas en sus tripas. Resulta que este patético émulo austríaco del Dr. Who, en versión hipster decimonónico, incorporó la canción cantada por MI lavadora, en la que MIS gatos se sientan, como el tema de las variaciones del cuarto movimiento de 'su' quinteto. He aquí la versión robada por el europeillo aquel.



    Tal ultraje cultural, con el carácter colonialista que le suelen poner los ultramarinos de occidente -que es nuestro oriente- a sus supuestas 'creaciones', me ha inspirado y llenado de orgullo por mi mecánica compositora koreana, a quien la alta cultura hegemónica busca privar de su precioso capital cultural autóctono. Tal es el orgullo que escribí un poema al respecto que publiqué primero en el féisbuc y transcribo aquí, para que Uds. desocupados e improbables lectores se contagien de mi emoción (inserte emotícono para aclarada de garganta):

    No soy ludita, ni hippie tampoco
    El mugre me asusta, y más en mis ropas
    Pues en clases fijo me miran
    Cuando mis axilas lección de geografía les dictan.

    Mal poeta, pero no cochino
    No elegante pero sí con gusto -raro, pero gusto-
    Del oficio a veces me evado
    Con excusa de zamparme unos lieder.

    La tele inmodesta me muestra
    Las pocas musas que a las masas le quedan
    Nefastos Juanes, Jotamario y Julito
    Con electrónicas redes las atrapan y cocinan.

    Yo sí defiendo a mi lavadora,
    Que por las vías chuecas del mercado globalizado
    Viene a hacerme el oficio
    Y a recordarme con su canto que vivo aún en Occidente.

    Que de auras Benjamin nos libre,
    Y que en su tumba Adorno se revuelque,
    Trasciende el estado de señal
    El Schubert de mi lavadora es más que un simple adorno.