lunes, enero 28, 2008

La felicidad en una pieza de plástico

Hoy cumple años uno de los objetos (o clases de objetos) que junto a 'El Mundo de los Niños', Plaza sésamo y Cosmos, moldeó mi mente, mi comportamiento y mi estética: La pieza de Lego.

Me enteré al leer éste artículo, que contiene algunos vínculos a una página que es una especie de cajita de pandora (con bisagra, desarmable) de recuerdos y sensaciones pretéritas. En esa página hay catálogos, listas de piezas, fotos de cajas, instrucciones, libros de ideas, que datan desde los años setenta.

Ver juegos y manuales de instrucciones como éste, éste, éste, este o decenas de otros que tuve la fortuna de tener y jugar con, y aquellos que nunca pude tener me sacaron lágrimas de felicidad y me llenaron de gratitud hacia mi mamá y mi papá que me estimularon y me regalaron este más-que-juguete que preferí siempre (salvo una breve digresión con los TransFormers) a cualquiera.

Mi obsesión con las señales y las normas de tránsito seguramente proviene del Lego. Mi afición por la astronáutica y el espacio también, mi convicción por las cosas (no sólo el software) de fuente abierta, las cosas desarmables, desarmar las cosas, etcétera. Cualquiera que me conozca podría encontrar en mí elementos provenientes de este más-que-juguete. Inclusive la antes reseñada Helvetica era clave en el diseño gráfico de los Legos de mi época.

Para algunos puede sonar absurdo 'sentimentalizarse' con una pieza de consumo masivo hecha de plástico (de un muy buen plástico), pero para mi (y estoy seguro que para muchos otros) fue más que eso.

Feliz cumpleaños y gracias.