miércoles, abril 09, 2014

El Weather Report

En mayo de 1972, en el auditorio de la Biblioteca Luis Ángel Arango, camuflados detrás de la brillante interpretación de obras de J. S. Bach de Friederich Gulda, legó una rápida y momentánea invasión bárbara, de hombres sin traje de gala, con gorros de colores, peinados estilo afro, barbas largas y estrafalarios bigotes, trayendo instrumentos eléctricos, ritmos poderosos y exóticos instrumentos de percusión. Estos invasores del sacrosanto espacio de acústica impecable dedicado culto a la tradición musical culta, europea y europeizante, eran nada menos que Weather Report.

Hace unos años escuché que el legendario grupo de jazz Weather Report había venido a Colombia en los setenta, aunque nunca supe cuándo había sido. Me imaginé que habrían venido a fines de los setenta, con estátus de súper estrellas de giras interminables, cuando fueron más conocidos, trayendo a Jaco Pastorius y/o a Peter Erskine, pero no. Una semblanza de Bernardo Hoyos hecha por Luis Carlos Garay me reveló una conexión desconocida por mí hasta ese momento, la de Friederich Gulda - Weather Report. Yo sabía que Gulda había tenido que ver con el hecho de que se conocieran el tecladista y fundador del grupo Josef Zawinul y el bajista checo Miroslav Vitous, por un concurso en el que Zawinul fue jurado, pero no sabía que habían tocado juntos, y mucho menos que habían venido a Bogotá, y no me imaginaba que hubieran venido en uno de los momentos más interesantes del grupo, cuando, aún con su placenta haber sido paridos por un ensamble eléctrico de Miles Davis (o de haberlo parido), combinaban un jazz libre y transgresor con un popular (y casi hedonista) funk.

Incrédulo ante tal relato histórico, decidí comprobar en el catálogo en línea de la biblioteca si esto era cierto, y en efecto lo era. Aparecía en la lista un disco registrando una presentación de Friederich Gulda de 1972, llamada "El Weather Report", con los nombres (con curiosa ortografía) de la formación del grupo cuando grabaron el disco 'I Sing the Body Electric': Eric Gravatt (batería), Dom Um Romão (percusión), Miroslav Vitous (bajo), Josef Zawinul (piano eléctrico), y Wayne Shorter (saxofón). Pocos días después, fui a la biblioteca y con gran ansiedad saqué uno de los dos discos del registro de ese concierto, que empezaba con Gulda tocando piezas del 'Clave Bien Temperado', de J. S. Bach, y después seguía con Weather Report en pleno, con el pianista clásico sumado al ensamble.

20:22 se escucha la primera tanda de aplausos, prolongada, como nuestro público generoso, con sonoros '¡bravo!' de parte de parte del público entusiasta. Un intrigante berimbau, tañido por el barbudo Um Romão hace su debut en la sala, no sólo llevándonos más allá del sonido eléctrico, sino trayendo un poco de la selva al entorno, los sonidos electrónicos de un piano distorsionado por un modulador de anillo nos proyectan a una selva futurista, y se oye un aplauso durante la pieza. Me pregunto desde el otro lado de la cortina acusmática ¿Qué será? ¿La maravilla ante los sonidos exóticos sobre los ya bastante exóticos? ¿Será la vuelta a escena de F.  Gulda? Gravatt y Vitous llevan al público entre el sofisticado, pero no necesariamente complaciente, free jazz y el salvaje funk. Es difícil hablar de 'solos' con el Weather Report de este tiempo, por la filosofía 'Nadie hace solos, todos hacen solo' que guiaba al conjunto en esta época, pero el saxofón de Shorter se abre espacio hasta quedar solo, para hacer que el resto de músicos vuelvan con más fuerza unos segundos después. El ritmo vuelve y va cediendo en un lento 'decreciendo', en el que el piano se convierte en un instrumento de percusión como salido de la mesa de Dom, para después atacarnos súbitamente con el tema de 'Directions'. Vuelve temporalmente algo que un ortodoxo melómano podría considerar 'jazz', por el apoyo rítmico de Miroslav y Eric, pero con el diálogo libremente disonante de Joe, Wayne y Dom. El clímax satura los micrófonos de la sala, acostumbrados a música menos salvaje, hecha para músicos mas contenidos que este bárbaro ensamble. Un diminuyendo sospechoso, con el bajo con arco disfrazado de cuica antes de volver al tema desata otra ronda de aplausos. Explota una segunda ovación, esta vez más 'bravo' se oyen, la gente aplaude con más emoción.

Un piano acústico y uno eléctrico se cruzan, los dos austríacos, Gulda y Zawinul nos llevan a un terreno donde poco nos importan la armonía y los temas, antes que el movimiento, el diálogo y la espontaneidad, para después de un pianissimo con gran compromiso del público, reapareció el tema y la armonía más convencional, junto con un groove de funk que sirvió a los dos austríacos y a Shorter como base para su solo colectivo. Los zuecos de Dom resuenan por la sala, el piano acústico se toma el primer plano de nuevo, todos lo escuchan, se mueven alrededor de él, llegando a momentos en los que la armonía recuerda al s.XIX intercalados con sonidos futuristas.

Tercera pieza, Gulda se une al Funk, y Shorter con gestos cortos los lleva a todos. No podría creer que toda la sala a estas alturas no estuviera parada y bailando, si no haciendo los gestos de una danza hippie bajo el efecto del LSD, al menos moviendo las caderas rítmicamente. De eso pasamos a la poderosa y rápida improvisación libre, esta música es para mover el cuerpo, no para sentarse ceremonioso, como se suele hacer en los recitales de la Biblioteca Luis Ángel Arango.

Imagino a una parte de los melómanos habituales de la sala-templo de la época, incómodos ante algo que se parecía más al profano rock que la música clásica que se escuchaba en los frecuentes rituales de ese templo de cielo raso de madera. ¿Electricidad, altos volúmenes, improvisación? ¿No habían hecho un festival de mechudos de estos cerca a Medellín hace unos años? ¿Por qué llegan de la mano de un músico 'correcto' –aunque no sin controversias– como Gulda? ¿Por qué no oigo el mismo 'swing' del Modern Jazz Quartet o de Dave Brubeck en un espacio tan 'civilizado' como este?

La ovación final da cuenta de la gente yéndose de la sala y saliendo de este delicioso infierno de ritmo y mezclas non sanctas a la fría noche del centro de Bogotá.

Me pregunto quién se acordará de ese día.

El 'fade-out' de la grabación hace que el silencio se funda con el ruido del reproductor en mis audífonos. Subrepticiamente, consciente del carácter ilícito de mi acto, pongo el disco en mi computador y lo empiezo a copiar. Me tiemblan las manos de emoción mientras la barra de progreso se mueve lentamente.

Exhortación final: ¡VAYAN A LA BIBLIOTECA Y ESCUCHEN LA GRABACIÓN!

Aunque no es esta presentación, esta fue la encarnación de Weather Report que estuvo en la Luis Ángel esa noche, falta el invitado Gulda:




Actualización: Martha Enna Rodríguez me contó que había ido a ese concierto, y me contó algunas cosas muy interesantes, después publicaré más al respecto.