miércoles, junio 20, 2007

Re:Fwd:Nostalgia


¿Alguien recuerda un paisaje como éste?

En la primera mitad de este año se celebró una de esas efemérides de alguna cosa que sólo me importa a mi, pero el equivalente de esta para algunas personas puede ser un recuerdo grato y cuando menos divertido. Para un pequeño subconjunto de estas personas, este recuerdo puede ser incluso tema de conversación:

Hace diez años mandé mi primer mensaje de correo electrónico, usando PINE en una terminal bruta (creo que era marca Wyse) en la sala Hermes de la Universidad de los Andes.

El e-mail no era lo que conocemos ahora. No era esa manera de comunicación rica en contenido que estamos acostumbrados a ver. El spam era diferente, requería un poco más de imagnación por parte del desafortunado receptor, ya que no llegaban archivos de M$ Powerpoint de 2.6MB con montones de dibujitos sosos en alta resolución (pero pixelados), sino textos igual de sosos, pero solo eso: textos. Había que leer o bien imaginar la imagen a partir de unos pocos caracteres dispuestos de manera más o menos ingeniosa. Ah, cierto... eso se llama ahora hacer emoticons.

Revisar los mensajes en casa era bien difícil. Me acuerdo que usaba Telnet (el servicio de POP3 llegó tiempo después, pero antes hubo IMAP) para revisar el correo desde la casa en mi Macintosh Performa 6400, con un módem GeoPort de 38Kbps. Me sentía todo un hacker. ¡Internet era el buzzword de la época y yo era uno de los que tenía acceso!

El otro día, buscando algo acerca de cómo manejar múltiples procesos desde la línea de comando en Linux, encontré un artículo que hablaba de PINE, de alrededor de 1998 y la nostalgia apareció.

Instalé PINE, configuré sendmail y fetchmail y revisé mi correo como hace diez, años, sólo que en Linux, no en la distribución de UNIX que usaban para las terminales de correo del Hermes y en mi micro de escritorio en casa.

Esta interfaz de PINE revivió recuerdos, personas, músicas, paisajes en el campus, sabores, rutas de bus, paisajes urbanos y muchas cosas que casi había olvidado. La mayoría de esos recuerdos fueron como casi todos los que la nostalgia provoca: felices.

(después de un tiempo los recuerdos se vuelven borrosos y se adaptan a lo que uno quiera)

Increíble como la memoria esconde información y cómo algo tan intrascendente como una interfaz de texto puede disparar -tal vez mejor en este caso: desencriptar- los contenidos de la memoria.

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