jueves, agosto 03, 2006

Las criptopendejadas

No soy antigringo, antirrico, antisemita, antiislámico, antimamerto ni ninguna de esas cosas. No creo que un pueblo, cultura o grupo humano de cualquier índole sea malo per se. Sé que por el poder la gente puede hacer cosas absurdas, por mantener su ego puede pasar por encima de lo que sea o de quien sea, independientemente de dónde vivan, quienes sean sus ancestros o cómo o a quien le recen.

Hacer eso sí es estúpido y las personas que hacen eso sí actúan de manera estúpida. Viven en el estupor de sus egos colectivos o individuales. Lo más grave de todo es la manera en que buscan extender el punto de vista que el sentido común no deja pasar a través de el incontrovertible evangelio mediático.

Estas anteriores semanas (y meses y años y decenios...) han sido demostración de eso.

Por un lado, una señora llega a contar todo lo que ha pasado y no ha pasado con todos los políticos. Nadie sale vivo de ese cuento. Común a todos es la obsesión con el poder, el deseo de tener más a costa de todo. Las 'incendiarias' palabras de la sra. (¿srta.?) no van a servir para nada, más que para hacer algunos éxitos de librería y quiosco de revista y para dar más material para los libreros piratas.

Digan lo que digan, las estructuras de poder permanecen, independientemente de las normas... Caso, la constitución. Después de una construcción que apuntaba a equilibrar los poderes y a dar herramientas para la defensa del no-poderoso, ahora no sólo se han esforzado en dejarla como letra muerta, sino han buscado modificarla para que quede siempre a favor de los poderosos. Con las políticas económicas hacen lo mismo. Le cobran a los más pobres la comida de los más ricos. Sea con exenciones para los que usan dinero plástico o bien con IVA a los productos básicos.

Los medios locales no son capaces de defender el absurdo mediante cortinas de humo. Las versiones 'equilibradas' de el 'único diario grande' del país, sumadas con las editoriales en las que expresan sentirse tristes por tener a dos componentes centrales de la Casa Editorial en algunos de los puestos más altos del gobierno no alcanzan a tapar el absurdo grado de parcialización pro-gobiernista (perdón: pro-uribista) ni las decisiones absurdas de un gobierno que raya con lo antipopularista.

En el plano global las cosas no son diferentes. El cretinismo sumado de los poderosos belicosos y los no-poderosos belicosos llevan a la estupidez humana a demostrarse en maneras cada vez más tecnificadas, pero rara vez novedosas. Pero ahora contamos con una herramienta más: los medios masivos de comunicación. Ellos nos dicen que pensar, y lo peor, es que les hacemos caso. Implantándonos imágenes y preconceptos nos vendieron a Andy, Jr., a Alvarín Skywalker, a los terroristas islámicos, a M$ Office y a una cantidad innumerable de 'objetos mediáticos' cuya imagen poco tiene que ver con la realidad.

La guerra en Israel contra Hezbolá no se ha salvado de este mercadeo, no tenía posibilidad. La maquinaria de guerra del estado de Israel es una de las más modernas del mundo y el ejercito tiene fama de ser uno de los mejor entrenados, de que pueden hacer LO QUE SEA. Los terroristas siempre son gente hipermotivada, en la que el pathos de la motivación ha superado la razón y son capaces de hacer LO QUE SEA, pero son grupos minoritarios (aunque de tamaño variable) y siempre marginales. No es pelea de toche con guayaba madura, tampoco una lucha de iguales, sino una masacre, más de un lado que del otro, pero es igual, una masacre.

Durante toda la semana antepasada, prendía el televisor, y en los canales gringos (Universal, Fox, Cinemax y a los que les digo 'The Redneck Network' A&E Mundo y The History Channel, entre otros) y había programas y películas judíos por todas partes: algo que parecía la versión yiddish de 'el diario de Bridget Jones', la lista de Schindler, historia del el templo de Salomón...

Después de leer en el diario arriba NO mencionado (no el de Bridget Jones, sino el periódico), acerca de el mandato del ejército israelí de bajarse diez edificios por cada cohete de Hezbolá y leer las actualizaciones de esta gazapera en BBC News, no hay cortina de humo que arregle la imagen. Creo que de ninguno de los dos bandos en guerra está haciendo lo correcto. Ni los judíos son el coco ni la extensión de Eretz Israel debería buscarse a toda costa.

Me gustaría saber que piensan personas como John Zorn, Steve Reich y Matisyahu, personas sensibles y fervientes judíos, que han hecho de su fe arte. La verdad, me arriesgo a decir que dudo muchísimo que se hayan enlistado o que siquiera estén apoyando la violencia.

En una palabra, hágala quien la haga y camúflenla de lo que la camuflen, la guerra es estúpida.

1 comentario:

daniel prieto dijo...

Horacio:
Primero, muchas gracias por comentar y ser parte del cuantizado grupo de lectores de este blog.

Agradezco mucho la aclaración de términos, he de ser más puntual. Pero en cuanto a lo de la estupidez, lo mantengo; la estupidez humana no tiene límites, y dentro de ellas están el genocidio, la perversión, el pasarse los semáforos en rojo y el IVA al pan. Sólo son diferentes matices de la infinita estupidez.

Abrazo
dp